LA CRIPTA Y LA CARPA


De las múltiples y variados caminos que tuvo la modernidad en México, puede resaltarse aquel comúnmente denominado formalismo o expresionismo estructural mismo que floreció justo después de la segunda Guerra mundial, hasta los años sesenta del siglo xx.
Esta rica y original vertiente que explora las amplias posibilidades espaciales, de las formas conocidas como paraboloides hiperbólicos, conoides, bóvedas de arista y otras formas derivadas conocidas con el nombre genérico de cascarones.
Dicha tecnología , novedosa y hasta cierto punto económica tuvo una amplia difusión en todo el territorio nacional, solucionando diversas clases de necesidades espaciales.
Entre estas destaca su uso para espacios eclesiásticos. es así que en 1959 la recién nombrada diócesis de Tapachula encabezada por su primer Obispo monseñor Hernández Hurtado se da a la tarea de buscar una sede y un proyecto adecuado para una futura catedral de acuerdo al rango religioso recién adquirido por la ciudad.
A través de la sede del episcopado Hernández Hurtado logra contactar al Arq. Enrique de la Mora, por entonces ampliamente conocido por su Hermosa capilla del Altillo de 1956 construida en cercana asociación con el talentoso Félix Candela. Precursor de la tecnología de las estructuras paraboloides de concreto.
Dado el rango eclesiástico del proyecto De la Mora toma con entusiasmo la encomienda, involucrando para esta ocasión al Arq. Fernando López Carmona.-no se tiene evidencia de la participación directa de Félix Candela- .
El proyecto se resolvió sobre un terreno ortogonal en esquina, el edificio en un principio se desenvuelve como un prisma ortogonal, para después servir de base al elemento protagónico. Una gran bóveda de arista resuelta con dos cañones parabólicos. Con una sola gran apertura al oriente.
Sin embargo el proyecto se enfrento casi desde el principio a una serie de problemas.
Entre los que cabe mencionar modificaciones al coro y a la sala capitular impuestos por cambios en la liturgia católica, el mismo Enrique de la Mora Habrá de efectuar un viaje a Roma para convencer a las autoridades vaticanas acerca de la viabilidad del proyecto.
Igualmente lenta y compleja resulta la construcción que comienza a principio de la década de los sesenta y que por falta de fondos solo alcanza para alzar la infraestructura
Donde se instalara por algunos anos una parroquia subterránea conocida por los feligreses locales como la cripta.
Por problemas de salud De la Mora deja la responsabilidad del proyecto y las obras a López Carmona. En 1978 por fin se hace el gran colado de la bóveda. desgraciadamente su creador no alcanzaría a verla terminada. Enrique de la Mora y Palomar moriría ese mismo ano.
En 1980 el edificio es consagrado oficialmente, como catedral de San José pero por su peculiar apariencia recibe el mote popular de la carpa.
sin embargo algunos rasgos característicos permaneceran inconclusos. El campanario y los trabajos de ventaneria y diseño vitral se verán pospuestos indefinidamente por falta de fondos.
En la actualidad esta noble construcción esta siendo sometido a una grosera intervención por parte de arquitectos locales que por principio no respeta la delicada tectonica del concreto, ni la belleza de la huella de los reglados de la cimbra.
Esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de documentar y respetar los conceptos originales, sobre todo tratándose de grandes maestros de la arquitectura mexicana del siglo xx, cuya obra es por supuesto, irrepetible.

HANS KABSCH VELA
originalmente publicado en boletin DOCOMOMO-MEX OTOÑO 2008

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