ATZACUA ¿ESTELA DE LUZ DEL SOCONUSCO?
Atzacua significa en nahualt "el que trae agua"
Atzacua fue el nombre escogido por las autoridades municipales de Tapachula, encabezadas por el alcalde Samuel Chacón para nombrar a un proyecto de fuente emblemática que sustituyó a otra construída apenas en 2010, "La glorieta de los huacales" cuatro recipientes de concreto, pintados a la manera de las jícaras tradicionales de Chiapa de Corzo, el pintoresco conjunto reciclaba además una estatua del procer local Fray Matías de Córdova y Ordoñez que ya estaba en la glorieta; controvertida también en su momento por ser una de esas obras fallidas del Bicentenario, según consigna una nota periodística, su fuente temática y sus luces solo funcionaron una vez (1)
Cuando apenas los ciudadanos comenzaban a acostumbrarse a los huacales proyectados durante el periodo de Ezequiel Orduña, estos fueron demolidos arbitrariamente a inicios de 2013, para dar inicio a la construcción de la nueva fuente emblemática, así lo anunció en diversos foros el Ing. Rogelio Martínez, titular de Obras Públicas del Ayuntamiento de Tapachula.
El nuevo proyecto fue presentado como:
Una "fuente emblemática donde se fusiona la cultura maya con el arco palencano y la cultura de Izapa, representada a través de un reservorio que se está haciendo con los anillos de agua que se ocupaban en la cultura de Izapa" (2)
La obra avanzó al parecer sin contratiempos, en abril de ese mismo año se consignaba en otra nota periodística, que el alcalde Samuel Chacón supervisaba personalmente la obra, acompañado de los contratistas y de "notables de la sociedad tapachulteca"..."Luego de revisar los planos y verificar que se cumpla con calidad la construcción de dicha fuente emblemática" pudo comprobar que la obra llevaba un avance del 60% (3)
Sin embargo, en octubre se anuncia sorpresivamente "algunos ajustes monumentales al diseño" simple eufemismo de una demolición total de la estructura que buscaba emular los característicos arcos falsos de la arquitectura maya.
Al hacerse evidente la demolición de la obra, el alcalde tuvo que admitir en otra visita al sitio que la decisión se debía a errores en la ejecución, por parte del contratista, dichos errores consistían en haber determinado la altura del arco en ocho metros, cuando en realidad se trataba de ¡doce metros! agregó además que los gastos por el error cometido serían asimilados por el contratista.
Para cualquier profesional de la construcción el argumento de la existencia de un "error de cuatro metros", es inverosímil e infantil, aún sin la presunta existencia de un proyecto y mas cuando la obra contaba con la supervisión del mismo alcalde, contratista y su director de obras públicas.
Algunos contratistas señalan que en realidad no hubo tal error, sino que la decisión de aumentar deliberadamente la altura fue "a sugerencia"del mismo gobernador en una de sus visitas de supervisión de obra. Esta versión aunque producto de rumores y de pláticas extraoficiales parece tener mas sentido que la ofrecida oficialmente.
"Una costumbre muy nuestra, pues: los rumores, que se deben, sin duda, a otra costumbre, mala, también muy nuestra: la falta de transparencia"(4).
El arco creció en altura, pero su proporción entre arranques se mantuvo dando a la nueva construcción un aspecto desproporcionado, lo que motivó el sobrenombre de "monumento a la crayola" por la inesperada silueta resultante, desafortunado parecido, rapidamente fue producto de escarnio y de multitud de burlas en las redes sociales.
El último de los eventos desafortunados que arrastra este monumento fallido, fue el conflicto de límites de la glorieta entre el ayuntamiento y la Secretaría de Comunicaciones y transportes; conflicto que volvió a marcar un impasse en la obra, motivo por el cual el Ayuntamiento de Tapachula tuvo que aceptar tácitamente su incapacidad y entregar la obra (mediante acta notarial) a las autoridades estatales, para que se concluya en el mínimo plazo.
Todo lo anterior nos lleva a reflexionar lo siguiente.
La opacidad en la gestión, adjudicación, construcción, costos y entregas de proyectos de cierto valor urbano siguen siendo la práctica común en nuestra ciudad y estado, esto ante una sociedad a la cual no se le brinda la oportunidad de abrir espacios para conocer y discutir proyectos de interés público.
La serie de lamentables acontecimientos producto de la improvisación nos recuerda la fallida estela de luz, mejor conocida como "La Suavicrema" los episodios se repiten en esta tragicomedia versión chiapaneca.
Los tiempos políticos producen obras sin planificación ni expectativa a largo plazo, torpemente licitadas y peor ejecutadas, siempre sujetas al capricho ocurrente de gobernantes, y con el aval de la desidia ciudadana encabezada por sus colegios de profesionistas y cámaras de la construcción y comercio.
Por último es necesario una vez mas recalcar la vacuidad de la construcción de fuentes y arcos monumentales, obras onerosas y de escasa utilidad urbana, en su lugar, la mayoría de las ciudades están apostando por proyectos de contenido social, debidamente planificados con la participación de consultas populares, es tiempo de abrir el debate acompañado de una mucho mayor participación ciudadana en los temas urbanos.
Solo así y no de otra manera, podremos romper la inercia de ocurrencias y empezar a hacer ciudad.
Hans Kabsch Vela.
1.-Nota de Dorian Scott Vazquez, Periodico El Orbe, 21 de octubre, 2010
2.-Diario del Sur, 24 de octubre 2013
3.-Periodico El Orbe, 01 de abril, 2013
4.-Alejandro Hernández Galvez "Mitad por instrumentos, mitad por intuición" en blog Arquine, 12 abril, 2014
Inverosimil e infantil.., Monumento a la crayola.. y con el aval de los colegios de profesionistas.. por vanidad. Gustavo Fernnadez
ResponderEliminarAsí es Gustavo, toda una comedia de enredos con cargo al erario.
ResponderEliminarSaludos