Desmenuzando la torre. Incidencias del primer concurso de arquitectura de interés público en Chiapas
Por. Hans Kabsch Vela.
Imágenes: David Martínez /Arquitectos Anónimos
A principios de 2016, apareció en distintos medios y redes sociales la convocatoria a un concurso de arquitectura abierto, los convocantes eran el Instituto de Infraestructura Educativa de Chiapas (INIFECH), la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Chiapas, (UNACH) y el Colegio de Arquitectos Chiapanecos (CACHAC).
La invitación se lanzó oficialmente el 03 de febrero de 2016, las bases eran inciertas, el plazo era draconiano (23 días a partir de la fecha límite de inscripción) y el tema un tanto extraño: proyectar una torre para albergar aulas, talleres y servicios para el nuevo Centro Universitario de Diseño (CUD) dicha torre estaría en los terrenos de la Facultad de Arquitectura, enclavada en una colina rodeada de abundante vegetación de selva baja caducifolia.
El edificio a proponer estaría destinado a ser una especie de icono de la nueva escuela, que dominaría el paisaje salpicado de aulas y audiovisuales que no sobrepasan los dos niveles.
Imágenes: David Martínez /Arquitectos Anónimos
A principios de 2016, apareció en distintos medios y redes sociales la convocatoria a un concurso de arquitectura abierto, los convocantes eran el Instituto de Infraestructura Educativa de Chiapas (INIFECH), la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Chiapas, (UNACH) y el Colegio de Arquitectos Chiapanecos (CACHAC).
La invitación se lanzó oficialmente el 03 de febrero de 2016, las bases eran inciertas, el plazo era draconiano (23 días a partir de la fecha límite de inscripción) y el tema un tanto extraño: proyectar una torre para albergar aulas, talleres y servicios para el nuevo Centro Universitario de Diseño (CUD) dicha torre estaría en los terrenos de la Facultad de Arquitectura, enclavada en una colina rodeada de abundante vegetación de selva baja caducifolia.
El edificio a proponer estaría destinado a ser una especie de icono de la nueva escuela, que dominaría el paisaje salpicado de aulas y audiovisuales que no sobrepasan los dos niveles.
Pese a las
bases y el tiempo se inscribieron 33 equipos y se recibieron treinta propuestas,
el jurado fue conformado por Gerzon Ruiz, Presidente (en ese entonces) del Colegio de Arquitectos
de Guatemala, Miguel Montor y Bernardo
Hinojosa como invitados especiales.
Pese a las
bases que condicionaban a que el concurso fuera de cierta naturaleza endógena,
con clausulas que excluía tacitamente la participación a arquitectos que no fueran
chiapanecos, especificando como obligatorio que el titular de equipo fuera
miembro del colegio de arquitectos local, maestro o alumno de la UNACH, al respecto, sucedió un hecho curioso: la participación
de equipos mezcla de arquitectos locales y despachos de otras partes de la
república, muchos equipos hicieron uso del networking
y de las redes sociales para establecer colaboraciones, con arquitectos de
otros estados, destaca el caso de la participación del despacho Gaeta-Springall
asociado con Juan Isaac Monterrosa, entre los treinta equipos participantes y
cuya propuesta obtuvo una mención especial.
El veredicto final se dio a conocer el
28 de febrero, en una ceremonia pública dentro de la Universidad. El proyecto
ganador fue el elaborado por “Arquitectos Anónimos” integrados por: Camilo Adonay Nucamendi León, Héctor Miguel Farrera León, Lulú Zambrano
Ruiz, Luis Gerardo Ramírez, Hans Kabsch Vela y David Martínez.
El premio sería realizar el proyecto
ejecutivo del Centro y su desarrollo, con base a los aranceles vigentes del
Colegio de Arquitectos.
La propuesta elegida generó cierta sorpresa
ya que la propuesta ganadora no retomaba la premisa del concurso: introducir el
programa de necesidades en una envolvente vertical, en su lugar utilizaba el
terreno, aprovechando los agudos desniveles para crear taludes y terrazas, el
programa se diseminó en varios edificios, cuya disposición creaba plazas y patios,
lugares de encuentro, se ponderó la vegetación local, así el programa de la
torre se desmenuzó, permitiendo elaborar un programa en etapas con un costo
menor, eligiendo materiales y técnicas probadas, ponderando repetición modular y sencillez constructiva por sobre elaboradas especulaciones formales.
Cuatro meses
después del anuncio del ganador del concurso y mas allá de las buenas
intenciones, se evidenció la falta de preparación para llevar a la realidad las
propuestas de un concurso de arquitectura: No existe un marco legal que propicie la colaboración interinstitucional,
en los reglamentos de operación de INIFECH no existe la figura del contratista
de proyecto, por su parte la Universidad
Autónoma de Chiapas a través de su Departamento de Proyectos tampoco tiene previsto
eventualidades semejantes.
La situación cogió por sorpresa a los organizadores
en muchos aspectos, lo anterior refleja la ausencia de la figura del concurso y la contratación de proyectos arquitectónicos
independientes en las diferentes regulaciones estatales de obra pública, donde
solo se reconocen dos figuras: la del proyectista gubernamental y la del contratista
de obra.
Falta todavía mucho por
avanzar: modificar estatutos y reglamentos internos, abrir la discusión y
participación del gremio para crear más iniciativas de este tipo, mejorar de
igual manera sus convocatorias, bases y reglas de operación, facilitando la
apertura de este tipo de iniciativas, así como su contratación, operación y
realización
Comentarios
Publicar un comentario