Disculpe: ¿Tiene un minuto para hablar de Brutalismo?

 

   

Catedral de Tapachula en construcción, alrededor de 1978, proyecto de Enrique de la Mora y Fernando López Carmona. Imagen: Archivo Diócesis de Tapachula.


    ¡Perdón!, creo que he mentido, leer esto quizá lleve mas de cinco minutos, pero espero que valga la pena.

El Movimiento Moderno en arquitectura, fue la corriente dominante en el siglo XX y todavía muchos de sus principios continúan vigentes en la arquitectura contemporánea del siglo XXI. Este movimiento abarcó muchas manifestaciones que igualmente fueron evolucionando con el paso del tiempo.

En términos generales este movimiento es producto de la Revolución Industrial y los materiales que se perfeccionaron durante el siglo XIX y principios del XX: el acero, el cristal y el concreto.

Durante el primer periodo que va de principios del siglo XX al final de la segunda Guerra Mundial se desarrollaron en Europa los principios básicos del Movimiento Moderno, que se manifiestan en una arquitectura ausente de decoración, generalmente ortogonal,  que aprovecha contrastes volumétricos, colores básicos con enfoque especial en el blanco y casi de la  mano: la insistencia de que la arquitectura debe obedecer a la función por sobre la forma.

Sin embargo estos conceptos iniciales fueron modificándose dando paso a una segunda etapa después de 1945.  Si la primera etapa de la arquitectura moderna suele denominarse “periodo blanco” la segunda se conoció como “periodo gris” en esta, la ortogonalidad cedió paso a un expresionismo formal dictado por la lógica estructural y la piel de aplanados blancos de los primeros edificios modernos fue cambiándose por elegir la textura y color de los materiales de construcción, en especial del concreto.

Las posibilidades del concreto como material altamente flexible y resistente quedó manifiesta en la segunda Guerra Mundial en infinidad de construcciones con propósitos bélicos en donde los resanes y aplanados salían sobrando dejando en la mayoría de los casos la huella de la cimbra visible y una gran variedad de grises y marrones, según el agregado de grava y arena que tuviera el concreto.

Fue en la posguerra, con la consolidación de los postulados del Movimiento Moderno, que bajo esa línea, arquitectos como Alison y Peter Smithson comenzaron a experimentar con materiales base, sin acabados intermedios. La denominación Brutalismo aparece en 1955 en un ensayo de Reyner Banham, citando el origen francés del término: fue Charles Edouard Jeanneret, mejor conocido como Le Corbusier, uno de los mayores divulgadores de las ideas del Movimiento Moderno, quién advirtió las posibilidades estéticas del concreto aparente, es decir, recién descimbrado y sin retoque alguno, mismo que Le Corbusier denomina concreto en bruto, (Brut Beton en francés) 

Si bien el concreto aparente o en bruto es el material dominante  de la tendencia, rápidamente esta forma de trabajar se aplica a otros materiales como el ladrillo, la madera, la piedra, etc. Dando origen a otro concepto aún vigente: la sinceridad material.

El Brutalismo tuvo una amplia aceptación mundial en la arquitectura de las décadas de los 50 y 60, en México tuvo una tibia aceptación, sobre todo en los grandes proyectos gubernamentales: unidades habitacionales, escuelas y hospitales donde el ahorro en acabados y el sencillo mantenimiento eran ventajas importantes para un país en desarrollo.

En México el concepto de sinceridad material continuó vigente, aún después del agotamiento de los postulados modernos. Durante las décadas de los 70 y hasta los 90. En Chiapas tenemos excelentes ejemplos de esta manera de utilizar el material base: El Palacio de Gobierno, proyecto del Arquitecto David Muñoz con sus contundentes macizos de concreto martelinado, también el Teatro Emilio Rabasa y el enorme Poliforum, proyectos del Arquitecto Abraham Zabludowsky responden a este principio.

En Tapachula tenemos el Teatro de la Ciudad construido a principios de 1990 por la Compañía ICA y enfrente un complejo (originalmente un Centro de Investigación) proyectado en concreto y ladrillo recocho (es decir requemado) aparente, proyectado por el Arquitecto Orso Nuñez, actualmente es un centro de estudios operado por la Universidad Autónoma de Chiapas.

A estos edificios podemos añadir tres obras  próximas a ser inauguradas: El Centro Cultural de la Estación de Ferrocarril de Tapachula, el Complejo Parque del Café y el Mercado Guadalupe, estos construidos como parte de un amplio programa de obra social ejecutado por el gobierno federal a través de la SEDATU.

Sin embargo, a pesar de décadas de existencia, la Sinceridad Material goza de poca comprensión o apreciación por parte del ciudadano común e incluso de arquitectos, que ha derivado en malas prácticas de conservación: como el aplicar pintura en lugar de recurrir a limpieza para cada material.

Para poner un paralelismo con la escultura en donde la pátina de oxidación azul verdoso del bronce más que un inconveniente es apreciado como un añadido de belleza y cuya remoción no es deseable. En Arquitectura de la misma manera los materiales como el concreto, el ladrillo o la piedra adquieren pátinas con el paso del tiempo, esto es parte del envejecimiento digno de una obra, claro, no en todos los casos, ya que ciertas manchas deben removerse, sin recurrir a la pintura.

Mas allá de las obras ya mencionadas, existen en Tapachula muchas otras de menor escala, invitamos a los lectores a ampliar su criterio de belleza mas allá de los proporcionados por la moda, conservar el estado original, en lugar de alterar la esencia material.

Comentarios

  1. Estoy agradecido por la claridad y simplicidad con la que presentas ideas complejas. ¡Gracias por hacerlo accesible para todos!

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